Los mudras son gestos o asanas en los que solo
participan las manos. Sin embargo, los mudras son mucho más que eso. En
religiones como el hinduismo y el budismo, tienen la consideración de gestos
sagrados, de tal forma que cada gesto o mudra, tiene unas características
propias que benefician directamente al que los practica.
Algunos piensan que los mudras son la expresión exterior de un estado interior. De tal forma, es muy frecuente observar en la iconografía hindú y budista cómo la mayoría de dioses, santos, yoguis, etc, aparecen representados realizando algún tipo de mudra. Incluso cuando se representa al Buda, suele representársele, sentado en Padmasana (o flor de loto) con las manos formando el mudra Dhyani.
Otros son de la opinión, que el verdadero poder de los mudras, es que ayudan a acallar el parloteo constante de la mente mientras meditamos o realizamos alguna asana. Como si de un extra de concentración se tratara. Los mudras, afirman, pueden ayudarnos a descubrir un camino para traducir nuestras buenas intenciones en actos, siendo un puente entre nuestra experiencia espiritual y nuestras actuaciones exteriores.
Incluso en el cristianismo se utilizan mudras. El acto cristiano de orar, en el que se juntan las palmas de las manos y se acercan a la boca, no es otra cosa que la adaptación del mudra Atmanjali, que se encuentra además presente en muchas otras religiones.
En los mudras, cada dedo está cargado de simbolismo, de tal forma que:
*El dedo pulgar representa el elemento fuego, y su cometido es el de equilibrar las energías del cuerpo, alimentando las buenas, destruyendo las malas.
Algunos piensan que los mudras son la expresión exterior de un estado interior. De tal forma, es muy frecuente observar en la iconografía hindú y budista cómo la mayoría de dioses, santos, yoguis, etc, aparecen representados realizando algún tipo de mudra. Incluso cuando se representa al Buda, suele representársele, sentado en Padmasana (o flor de loto) con las manos formando el mudra Dhyani.
Otros son de la opinión, que el verdadero poder de los mudras, es que ayudan a acallar el parloteo constante de la mente mientras meditamos o realizamos alguna asana. Como si de un extra de concentración se tratara. Los mudras, afirman, pueden ayudarnos a descubrir un camino para traducir nuestras buenas intenciones en actos, siendo un puente entre nuestra experiencia espiritual y nuestras actuaciones exteriores.
Incluso en el cristianismo se utilizan mudras. El acto cristiano de orar, en el que se juntan las palmas de las manos y se acercan a la boca, no es otra cosa que la adaptación del mudra Atmanjali, que se encuentra además presente en muchas otras religiones.
En los mudras, cada dedo está cargado de simbolismo, de tal forma que:
*El dedo pulgar representa el elemento fuego, y su cometido es el de equilibrar las energías del cuerpo, alimentando las buenas, destruyendo las malas.
*El dedo índice representa el elemento aire y su cometido es el de proveernos de la capacidad de crear y pensar.
*El dedo medio representa el elemento éter y su cometido es el de proveernos de la capacidad de vivir en armonía con el mundo.
*El dedo anular representa el elemento tierra y su cometido es el de proveernos de la fuerza necesaria para luchar y defendernos.
*El dedo meñique representa el elemento agua y su cometido es el de ayudarnos a ser seres sociales.
Se pueden utilizarse bien mientras meditamos, bien mientras practicamos yoga o en cualquier momento del día en el necesitemos reforzar la INTENCIÓN que llevan implícita.
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